martes, 12 de octubre de 2010

Ya no queda nada

La jornada ha dejado buen sabor de boca. Lo que parecía ser un rompepiernas, constantes cuestas arriba y abajo, se ha convertido en un paseo agradable.


Galicia se abre ante los ojos del caminante como un paisaje precioso, lleno de bosques de cuento, de aldeas donde quizás pudiera grabarse El bosque animado o Filomeno a mi pesar. Piedra y pizarra, arboledas que oscurecen el día...


La jornada de ayer, no obstante, fue muy dura porque los caminos de Galicia son un rompepiernas. Mucha subida y mucha bajada. Eso sí, ofrecen paisajes como el siguiente, explosiones de color al doblar un recodo del camino. Y los caminantes quedan absortos ante semejante paisaje, que aparece de pronto, sin avisar.



Eso sí, en Galicia el Camino se abarrota y cuesta encontrar labergues y sitios donde dormir. Algunos lugares no son aptos para nada. Pero todo también en el Camino hay negocio.

Carlos, que ha acompañado a los caminantes en unas cuantas etapas se ha marchado hoy. En el albergue de Palas de Rei ha reaparecido Maja, la sueca, está mal de una pierna. También han reaparecido los italianos.



Terminamos hoy con esta foto del Miño a su paso por Portomarín.

No hay comentarios:

Publicar un comentario